YO SOY EL ESPÍA: BREVES APUNTES SOBRE LA PRUEBA ILÍCITA E
INTERCEPTACIONES DE LAS COMUNICACIONES
I know the dream that you’re dreamin`of,
(Yo se el sueño con el que tu sueñas)
I know the word that you long to hear,
(Yo se la palabra que esperas oír)
I know your deepest secret fear,
(Yo se tu mas profundo y secreto miedo)
I know everything,
(Yo sé todo)
Everything you do,
(Todo lo que haces)
Everywhere you go,
(A todas las partes que vas)
Everyone you know.
(A todos lo que conoces)
I`m a Spy
(Soy un espia)
I can see you
(puedo ver)
What you do;
(lo que haces)
And I know.
(Y yo lo se)
“The Doors”, album Morrison Hotel
I. INTRODUCCIÓN
En la actualidad es un hecho casi cotidiano y generalmente aceptado por nuestra sociedad la
propalación en diversos medios televisivos o escritos, de comunicaciones privadas de personajes
con exposición o imagen pública. congresistas, ministros, empresarios, abogados y hasta el
mismo Presidente de la República del régimen pasado, han sido protagonistas de escándalos
mediáticos en los cuales se difundían sus respectivas conversaciones telefónicas, mensajes electrónicos, entre otros tipos de comunicaciones con la excusa de dar cuenta a la opinión
pública acerca de un asunto de interés general. Las noticias basadas en las interceptaciones de
comunicaciones privadas regularmente han tenido como finalidad propiciar el escándalo,
mostrando las comunicaciones de tal forma que la censura de quienes intervienen en ellas sea
incuestionable, dejando sin margen de defensa a los afectados. Agregado a ello, generalmente,
quienes han efectuado la interceptación, tanto en forma directa como indirecta han permanecido
sin afrontar las responsabilidades propias de su conducta.
Resulta difícil creer que esa la labor de interceptación se lleve a cabo por fines altruistas o de
interés público, pues definitivamente se trata de una “empresa criminal” que conlleva un costo
económico importante por la tecnología que se utiliza. En tal sentido, es lógico suponer que la
interceptación obedece a un interés privado que precisa de exponer públicamente en forma
negativa la conducta de la persona o personas cuyas comunicaciones han sido interceptadas para
lograr sus metas.
El clima generado a consecuencia de este tipo de prácticas antes reseñadas ha propiciado el
crecimiento de un mercado de criminalidad de interceptaciones telefónicas, algo así como el
equivalente al comercio de auto partes robadas que campea en nuestra ciudad capital. En este
mercado negro se vinculan precios de oferta y demanda, personas relevantes como
“interceptables”, hackers, etc., y - como en todo mercado - el crecimiento de la demanda
incentiva el ingreso de nuevos proveedores, siendo previsible que el acceso a las interceptaciones
de las comunicaciones esté cada día al alcance de más personas por el mayor número de
proveedores y menores costos por la competencia que se pueda generar entre los prestadores de
este “servicio”. Ver mas...
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